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domingo, 21 de diciembre de 2008

"Amigos de México" a gabinete de Obama, ¿una buena señal?

Noticia:


Cada mañana, apenas despunta el sol, una docena de importadores de autos usados dan algo de vida a la garita de San Jerónimo-Santa Teresa, 45 kilómetros al oriente de Ciudad Juárez. Una autopista de cuatro carriles dispuesta para el tráfico pesado apenas si es utilizada por algunos aventureros, que desembocan en ese punto de la frontera con Nuevo México. Del lado estadounidense de la línea divisoria puede verse un corredor de naves industriales despobladas, como el enorme desierto que las circunda.

La región debiera lucir muy diferente, con cuadrillas de constructores a uno y otro lados dando forma a una futura ciudad única que para 2010 contaría con una población de por lo menos 100 mil ciudadanos, sin requisitos migratorios para ir y venir por ese corredor industrial y vanguardista ideado seis años atrás por el gobernador de Nuevo México, Bill Richardson, el futuro secretario de Comercio de Barack Obama.

El desarrollo de la frontera con Chihuahua, de 250 kilómetros, fue una de sus grandes apuestas. No obstante la firma del TLC apenas si ocurre por ahí 1% del intercambio comercial entre ambos países, y por eso pensó que la zona sería la gran mina del futuro. El 1 de enero de 2003, cuando tomó posesión como gobernador, abrió su discurso en español porque el invitado especial era el entonces mandatario chihuahuense Patricio Martínez, la otra parte de la pinza, a quien se refería como ‘mi amigo’.

¿Un “simple sueño guajiro”?

Richardson ha despertado entusiasmos en uno y otro país con su inminente ascensión como secretario. “Será muy interesante el papel que desempeñe el gobernador Richardson a la luz de los fuertes problemas de la economía”, afirma el subsecretario mexicano de Agricultura, Jeffrey Jones, con quien ha estrechado lazos desde principios de la década. “Creo que primero se avocará a los problemas de fondo y después a la integración regional, que es algo que él aprecia bastante porque conoce los beneficios que ello desataría en la región”.

Comparte esta visión el congresista tejano Silvestre Reyes, líder de la Comisión Nacional de Seguridad y amigo personal de Richardson. “Con nuestra economía en recesión se necesita a un secretario de Comercio con experiencia probada, capaz de crear empleos para la clase trabajadora. Como gobernador, Bill Richardson amplió las oportunidades económicas a las familias de la clase obrera, apoyó a los pequeños empresarios y tendió la mano a los líderes empresariales y políticos de México para aumentar el comercio binacional”.

Un reporte del gobierno de Nuevo México de 2005 dice que el crecimiento del intercambio comercial con México aumentó de 116 a 242 millones de dólares durante los primeros doce meses de la administración de Richardson, lo que daría sustento a las aseveraciones del congresista.

Las condiciones generales del estado, sin embargo, se encuentran lejos de ser un paradigma, sostiene Samuel Schmidt, director de Programas de Estudios de Norteamérica en el Colegio de Chihuahua. “Richardson es el gobernador del estado más pobre de la Unión Americana y en la parte sur tiene a los condados más pobres. Hay que decir que él no fue capaz de atraer el desarrollo, y a partir de las dinámicas económicas que fijó, Nuevo México verá un freno enorme de su crecimiento: le apostó a la industria de la maquila y eso tendrá sus consecuencias. Pensar que como secretario de Comercio logrará mejores cosas, es un simple sueño guajiro”.

El enigma Napolitano

Schmidt piensa en términos semejantes sobre el nombramiento de la gobernadora de Arizona, Janet Napolitano, como secretaria de Seguridad Interna. “Ella aplicó una política brutal en materia migratoria. En todo caso, la designación de Napolitano debe tomarse como una concesión que hace Obama al ala más conservadora del partido Demócrata, que está más cercana a los Republicanos, y no, como muchos han querido ver, el nombramiento de una ‘amiga’ de México”.

En junio de 2006 Napolitano vetó una iniciativa de ley que buscaba tratar como criminales a los indocumentados y elevar sanciones a sus empleadores. Un año después firmó la enmienda 2779, que obliga a verificar el estatus migratorio de quienes soliciten trabajo, y en la capital Phoenix, perteneciente al condado de Maricopa, el sheriff Joe Arpaio es el único en el estado que aplica las redadas contra indocumentados, respaldado en la ley anti-coyote, aprobada un par de años atrás.

“El nombramiento de Napolitano es un enigma, aun para quienes hemos seguido de cerca su trayectoria”, dice la investigadora de la Universidad de Texas en El Paso, Irasema Coronado. “Finalmente ha tenido este tipo de supuestas contradicciones: ella ha ostentado muchos cargos y es bastante popular en Arizona, pero no deja de ser una demócrata gobernando un estado de tendencias republicanas”.

Si bien Napolitano es vista como una persona inteligente, que aprende rápido, conoce las leyes por haber sido fiscal y se ha vuelto experta en temas como el tráfico de drogas, armas y humanos, carece de experiencia en asuntos internacionales, algo básico, según Coronado, para quien se encargará primordialmente de prevenir ataques terroristas contra la primera potencia.

Pero su designación ha provocado entusiasmo en igual proporción a la de Bill Richardson, al menos en círculos de la política y el gobierno que conocen de sus capacidades. El subsecretario mexicano Jeffrey Jones encuentra una buena señal en la mancuerna, y no ve como necesidad apremiante que Napolitano conozca a profundidad otras regiones del mundo. “Estados Unidos ha estado demasiado concentrado en Medio Oriente y no alcanza a comprender que su competitividad depende de una integración regional, tal y como la han desarrollado los gobernadores de Arizona y Nuevo México. Ahora parece conformarse una mesa pública de grandes liderazgos que así lo entiende, pero se requiere todavía de más actores con esta misma visión. Como sea, el hecho de que dos gobernadores fronterizos se integren al próximo gabinete me dice que hay una comprensión de lo que verdaderamente se necesita”.

El 6 de diciembre, durante la Reunión Plenaria de las Comisiones Arizona-Sonora, el gobernador de este último estado, Eduardo Bours, aludió a esta condición regional expresada por Jones. “Todos vemos de lo más natural que nuestra amiga —la amiga de los sonorenses— la gobernadora Janet Napolitano, sea hoy pieza fundamental del histórico, y hay que decirlo con todas sus letras, del histórico gabinete que está formando el presidente Obama”.

Esta cercanía, que a otros funcionarios mexicanos pudiera desatarles grandes expectativas, no tiene mayor relevancia, advierte el politólogo de la Universidad Autónoma de Baja California, Cuauhtémoc López Guzmán. “Su perfil de gobernadora y su buena relación con el gobernador de Sonora no tiene ningún peso en los nuevos temas globales y de asuntos estratégicos transfronterizos entre Estados Unidos y México. Recordemos que la seguridad interna y el control y monitoreo de las fronteras de Estados Unidos es el eje de la política de seguridad y no la inmigración ilegal, pues este es un asunto doméstico de corte cíclico-electoral”.

Tampoco está muy seguro de que la incorporación de dos gobernadores fronterizos sea el principio de una mejor relación entre ambos países, como supone el subsecretario de Agricultura. “Si relacionamos el éxito de la relación binacional por el nombramiento de estos dos personajes, creo que limitaremos la posibilidad de una mayor integración. Independientemente de su buena voluntad o consideración hacia México, se debe subir a la agenda estratégica de Washington el fortalecimiento del TLC y de todos aquellos acuerdos complementarios o paralelos que potencialicen las ventajas comparativas y competitivas de ambas naciones”.

Esa es una responsabilidad que corresponde a la parte mexicana, opina la investigadora de la Universidad de Texas en El Paso, Irasema Coronado. “El gobierno de México debe ponerse mucho más agresivo si acaso aspira a llevar a la mesa de negociación temas como la migración, el libre comercio o los ambientales, porque Estados Unidos los tiene completamente ignorados”.

La frustrada ciudad del futuro

Irasema Coronado entiende los nombramientos de Richardson y Napolitano más como una cuestión de carácter doméstico y no como una señal hacia México y el resto de América Latina. “El gobernador de Nuevo México es nombrado por Obama con una clara intención de congratularse con la comunidad hispana dentro de los Estados Unidos y no tanto con propósitos de hacerlo con México o el resto de la América Latina”.

Bajo esa lógica, el sentido que adquiere el desolado puerto San Jerónimo-Santa Teresa es relevante no sólo por los compromisos reales del próximo secretario de Comercio hacia la región, sino por el presente, que es una muestra de años de negociaciones infructuosas comandadas personalmente por Richardson y los últimos dos gobernadores de Chihuahua.

El 25 de junio de 2002, el entonces gobernador de Chihuahua, Patricio Martínez, se encontró en Santa Teresa, Nuevo México, con Richardson, éste en su calidad de candidato Demócrata a la gubernatura. Ambos sobrevolaron la zona en helicóptero y tras descender hablaron a los periodistas de su ‘enorme potencial’ económico. Antes de concluir su mandato, en 2004, Martínez maniobró para construir un libramiento, 30 kilómetros al sur de Ciudad Juárez directo al puerto, y expropió dos mil hectáreas al magnate Eloy Vallina Lagüera para construir ahí la ciudad del futuro.

Desde el 1 de enero, cuando habló en español en su toma de posesión, Richardson y Martínez fueron promotores personales de su proyecto en foros como Davos y en Illinois, donde acudieron a las sedes corporativas de la Caterpillar Company y Motorola. Su intención era ofrecer la zona como un centro operativo de mayor nivel que las ofertas en Asia e incluso el resto del norte mexicano.

Es el gran fracaso señalado por Samuel Schmidt, del Colegio de Chihuahua, algo como para ser escépticos con el nombramiento del gobernador de Nuevo México. Ante el entusiasmo de algunos sectores del gobierno mexicano, dice, Obama “no hace sino dar atole con el dedo”.

Comentario:

¿Se trata de nombramientos más a la medida de las necesidades políticas que de verdaderos desarrollo e integración regional?

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