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Cerca de 16 mil casos de explotación sexual de tipo comercial han sido detectados en México, principalmente en el Distrito Federal, reveló el director del Instituto Fronterizo-Trans de Estados Unidos, David A. Shirk.
Durante su participación en el Tercer Congreso Internacional Sobre Explotación Sexual, Infantil y Pederastia que se celebra aquí, dijo que existe dicha problemática en los centros turísticos de Acapulco, Cancún y en las entidades de la frontera con Estados Unidos.
En el caso del Distrito Federal, señaló que un estudio reveló que había 250 mujeres y niños en trabajos sexuales y que 9 de cada 10 habían iniciado entre los 12 y 13 años edad.
El profesor de la Universidad de San Diego explicó que de acuerdo con las investigaciones, las ciudades de Tijuana y otras de Baja California son los principales destinos para el turismo sexual.
En su conferencia magistral El tráfico de personas en el contexto México-Estados Unidos, precisó que un gran conflicto para atacar esta problemática es la gran diferencia que hay en la capacidad institucional para la investigación y procuración de justicia.
Como ejemplo, citó que en México uno de cada cuatro crímenes se reportan, es decir de cada 100 delitos 25 son denunciados ante autoridades competentes; pero sólo cinco llegan a investigarse y en 1.8 se llega a la sentencia.
Migración, otro problema
Alertó que al menos 48 mil niños migrantes centroamericanos y mexicanos están expuestos a la explotación sexual y aseguró que el endurecimiento de programas y leyes contra los migrantes en Estados Unidos sólo ha fortalecido a las redes de trata y tráfico de personas y, por ende, el abuso sexual.
Afirmó que además de la pobreza y desigualdades entre México y Estados Unidos, el fenómeno de la explotación sexual tiene que ver con la migración y, sobre todo, con las políticas de endurecimiento de control de las fronteras.
Señaló que los esfuerzos de seguridad en la frontera de ambos países ha causado un cambio en la migración.
Explicó que antaño el fenómeno migratorio era circular, es decir que los hombres iban a Estados Unidos por un tiempo y regresaban a sus lugares de origen, pero con el reforzamiento de la seguridad se rompió ese esquema.
Ahora, prosiguió, en lugar de regresar deciden llevar a Estados Unidos a su mujer e hijos, a quienes ponen en manos de contrabandistas profesionales que les cobran desde mil hasta tres mil pesos.
Reveló que anualmente unos 48 mil niños, menores de 18 años procedentes de Centroamérica y México, entran solos a Estados Unidos y sólo 4 mil son detectados por las autoridades migratorias y devueltos a sus países de origen.
“Es una cantidad enorme vulnerable a la explotación, no puedo decir que la mayoría de ellos caen en patrones de explotación sexual o abuso de ningún tipo, pero es una población que se encuentra en manos de personas que se pueden aprovechar de ellos y en algunos casos han sufrido este tipo de abusos”.
Posibles paliativos
David A. Shirk consideró que si hubiera una opción legal, un programa para la entrada lícita de estas personas, se podría acabar pronto y fácil con el problema del fenómeno del abuso sexual de personas que cruzan la frontera.
“Entonces la existencia de un régimen de seguridad muy fuerte en nuestra frontera contribuye de manera significante a condiciones que tienden a la explotación de las personas que intentan entrar a Estados Unidos”, denunció.
Destacó que desde 1990 a la fecha, Estados Unidos ha invertido cerca de 80 mil millones de dólares para construcción de muros y contratación de más agentes migratorios, lo que ha dejado más poderosas a las redes de trata y tráfico de personas.
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