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Los cuerpos de la jefa de la organización juvenil chechena no gubernamental Spasiom pokolenie (Salvemos a la [nueva] generación) Zaremá Saduláyeva y de su marido fueron encontrados hoy sin vida con heridas de bala en el maletero de su coche. Ambos activistas de derechos humanos habían sido secuestrados ayer cerca de la sede del UNICEF en la calle Mayakovski, en el centro de Grozni.
Cinco hombres -tres en uniforme de camuflaje y dos de civil- entraron el lunes alrededor de las dos de la tarde hora local -mediodía en España- en la oficina de la ONG y se llevaron a la pareja de activistas, ambos de 33 años, en un Lada gris con placa chechena, según dijeron testigos del hecho.
Inmediatamente los colegas de Saduláyeva dieron la voz de alarma. Sus cadáveres fueron encontrados en la madrugada de hoy con numerosas heridas. Se trata del segundo asesinato de un dirigente de esa ONG: en 2005 Murad Murádov fue detenido en un barrio de Grozni y más tarde su cuerpo, prácticamente irreconocible, fue entregado a sus familiares.
La ONG que dirigía Saduláyeva se dedica a la rehabilitación física y psíquica de los niños y jóvenes chechenos, principalmente de las víctimas de minas y otros proyectiles dejados por las dos últimas guerras de Chechenia con Rusia en los años noventa. La edad máxima de los jóvenes a los que ayuda la ONG, que trabaja en esa república norcaucásica desde el año 2002, es de 21 años.
"Se trata de un crimen monstruoso", declaró Tatiana Lokshiná, jefa de la filial moscovita de Human Rights Watch. "Después de la muerte de Natalia Estemírova parecía que habría una pausa en los asesinatos y ataques contra los activistas de derechos humanos. Desgraciadamente no ha sido así", agregó.
Estemírova, jefa de la organización Memorial en Chechenia, fue secuestrada en Grozni y brutalmente asesinada el mes pasado. Vladímir Orlov, que dirige Memorial, acusó al presidente checheno, Ramzán Kadírov, de ser el responsable del crimen. Kadírov lo ha negado. El sábado pasado el líder checheno insistió en su inocencia y dijo, refiriéndose a sí mismo, como le gusta hacer, en tercera persona: "¿Por qué Kadírov asesinaría a una mujer que nadie necesita? Ella no tenía honor, dignidad ni conciencia".
Muchos activistas de derechos humanos creen que Kadírov -al que se acusa de practicar personalmente la tortura y de usar los secuestros y las ejecuciones sumarias de los sospechosos de simpatizar con la guerrilla-, está detrás de otros asesinatos, entre ellos, el de la periodista Anna Politkóvskaya en otoño de 2006.
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