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Varios miles de personas han salido a la calles de Teherán para participar en una nueva marcha de prostesta contra los resultados de los elecciones presidenciales celebradas la semana pasada, que otorgaron una amplia ventaja al actual presidente, Mahmud Ahmadineyad. Además, la agencia de noticias semioficial Fars ha informado del estallido de una bomba en la capital, cerca del mausoleo del ayatolá Jomeini, el padre de la revolución iraní. Según las primeras informaciones, se trata de un ataque suicida que ha dejado al menos ocho heridos y la muerte del terrorista.
Las fuertes medidas de seguridad en Teherán están dificultando que los distintos focos de protesta se congreguen en un mismo lugar de la ciudad. Los participantes, en su mayoría jóvenes, realizan con sus dedos la señal de la victoria y repiten los lemas de manifestaciones pasadas, como "muerte al dictador". Según los testigos, son entre dos mil y tres mil personas, una cifra bastante menor a la de las manifestaciones de los últimos días. La policía ha impedido que un amplio grupo de manifestantes se acerque a la emblemática plaza de Enguelab. Según varios testigos presenciales la policía está utilizando cañones de agua y gases lacrimógenos para dispersarlos. El subdirector de la Policía nacional iraní, Ahmad Reza Radan, recordó esta mañana que la manifestación es ilegal y que las fuerzas de Seguridad actuarían "en consecuencia". "Debo recalcar que todas las protestas habidas en los días previos han sido ilegales y que la de hoy también lo es. La Policía actuará con firmeza y determinación", ha asegurado Radan.
La celebración de la protesta ha estado toda la mañana pendiente de un hilo por los mensajes confusos que aseguraban que los organizadores habían decidido suspenderlas y las amenazas de represalias por parte de la policía y las autoridades del país. Los activistas pro Musaví tuvieron que reafirmar esta mañana la convocatoria de la marcha de protesta y aseguraron que el anuncio de la suspensión que emitía la televisión estatal iraní era falsa y forma parte de una "campaña de intoxicación" llevabada a cabo por las autoridades iraníes.
Ayer, la máxima autoridad de Irán, el ayatolá Jamenei, exigió, en un inusual sermón del viernes, el fin de las revueltas callejeras y advirtió a los tres líderes de la oposición que serán los responsables directos de las consecuencias. Algunos analistas han interpretado las palabras del líder supremo como un visto bueno para que esas fuerzas paramilitares que defienden al sistema puedan tomarse la justicia por su mano. "El discurso de Jamenei legitima la brutalidad policial", denunció un comunicado de Amnistía Internacional, que eleva el número de muertos de los últimos días a 15.
Recuento aleatorio de votos
El Consejo de los Guardianes de la Revolución, máximo órgano legislativo de Irán, está dispuesto a efectuar un recuento aleatorio del 10% de los votos de las elecciones presidenciales del pasado 12 de junio, según informa la agencia EFE. El citado órgano se mostrado dispuesto a recontar de forma parcial las urnas que estén sujetas a polémicas, aunque parece muy poco probable que atienda la principal demanda de la oposición, que es la repetición de los comicios.
La decisión se produce después de que los tres candidatos derrotados fueran convocados a una reunión extraordinaria del Consejo de Guardianes para analizar las 646 quejas formales que han elevado por presuntas irregularidades en las elecciones presidenciales del 12 de junio.
El portavoz del Consejo de Guardianes, Abas Ali Kadkhodaei ha explicado que los candidatos han sido citados para que "expresen su opinión y eleven sus quejas en presencia de los doce miembros del Consejo antes de la decisión final".
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