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Delfines y tiburones están apareciendo ahora frente a las playas de la Florida, en aguas sorprendentemente poco profundas para su costumbre, como animales que huyen de un incendio forestal.
Los biólogos marinos que estudian los efectos del desastre de British Petroleum (BP) observan algunos fenómenos extraños. Los peces y otra fauna silvestre parecen huir del petróleo en el golfo de México para reunirse en las aguas menos contaminadas de la costa, una tendencia que despierta preocupación.
Lisas, cangrejos, rayas y peces pequeños se congregan por millares en torno a un muelle en Alabama. Aves empetroladas se arrastran a las ciénagas. La presencia de los animales cerca de la costa significa que su hábitat está contaminado y la consiguiente sobrepoblación podría provocar una mortandad masiva a medida que se agota el oxígeno. Además, los animales se vuelven presa fácil para los depredadores.
“Haciendo una comparación, uno podría preguntarse por qué la fauna silvestre corre a los bordes de un bosque que se incendia. Multitudes de peces, tiburones y tortugas tratarán de huir de aguas al detectar que no es apta” para la vida, dijo el biólogo marino Larry Crowder.
El derrame, que ya lleva dos meses, ha generado una catástrofe ambiental sin paralelo en la historia de EU a medida que decenas de millones de litros de crudo penetran en el ecosistema del golfo. Los científicos ven algunas cosas extrañas al tratar de comprender las consecuencias para miles de especies de vida marina. Día a día, científicos en botes cuentan las aves, tortugas y otras criaturas muertas, pero el total sorprende por ser tan bajo, dada la magnitud del desastre. Las últimas cifras revelan que 783 aves, 353 tortugas y 41 mamíferos han muerto. En 1989, con el desastre del Exxon Valdez en Alaska, murieron 250 mil aves y dos mil 800 nutrias marinas.
Los investigadores lo atribuyen a varias razones: la vastedad del derrame significa que los científicos hallan apenas una fracción de los animales muertos. Muchos se hunden hasta el fondo, donde son devorados por otras criaturas. Además, grandes cantidades de aves mueren en el corazón de los pantanos de Louisiana, donde buscan refugio.
Presidente de BP, a la defensiva
“No sé. No recuerdo. No estoy seguro. No formé parte de esa decisión. No hay aún resultados concluyentes en las investigaciones”. Con este hatajo de evasivas y negativas, el presidente ejecutivo BP, Tony Hayward, se convirtió ayer en uno de los más escurridizos testigos en la historia de las investigaciones promovidas por el Congreso para tratar de esclarecer las responsabilidades de su empresa en el derrame.
En una audiencia de poco más de 7 horas y en la que legisladores arremetieron contra Hayward, el único aliado de BP fue el congresista republicano por Texas, Joe Barton, quien acusó a la administración del presidente Barack Obama de haber extorsionado literalmente a la empresa británica al exigirle la creación de un fondo por 20 mil millones de dólares para enfrentar la montaña de demandas de indemnización. Anoche, el servicio costero estadounidense aprobó el uso de barcazas con aspiradoras para aguas poco profundas, para remover crudo del derrame. (Con información de J. Jaime Hernández, Corresponsal)
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