BP acepta ayuda de México y Noruega

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British Petroleum (PB), la compañía que opera la plataforma petrolera que explotó y se hundió el pasado 20 de abril en el golfo de México, aceptó la ayuda de México y de Noruega para tratar de detener el derrame de crudo.

Estados Unidos ha recibido ofertas de 17 países y de organizaciones internacionales, la Unión Europea, la ONU y la Organización Marítima Internacional, entre otros, informó el portavoz del Departamento de Estado, Philip Crowley.

Los países incluyen a Canadá, México, Corea del Sur, Croacia, Francia, Alemania, Irlanda, Japón, Holanda, Noruega, Rumanía, Rusia, España, Suecia, los Emiratos Árabes Unidos, Reino Unido y Vietnam.

De todos ellos, de momento BP únicamente ha recurrido a México y Noruega, que, de acuerdo con Crowley, proporcionan en su mayoría material técnico y asesoramiento.

BP comenzó ayer la operación para intentar sellar el pozo en el golfo de México con una inyección de fluidos pesados, aunque tanto la empresa como la Casa Blanca insistieron en que no hay garantías totales de éxito.

El procedimiento, conocido como top kill, empezó después de que la Guardia Costera estadounidense diera luz verde a BP, que bombeará cemento a mil 500 metros de profundidad tras inyectar los fluidos pesados en una operación que, según dijo en un comunicado, “podría prolongarse durante dos días”.

La compañía agregó que “no se puede predecir cuánto tiempo será necesario para comprobar” el éxito o fracaso del proceso. Es la primera vez que una operación de este tipo se lleva a cabo en aguas tan profundas y BP ha cifrado las posibilidades de éxito entre 60 y 70%.

Trabajadores de BP y Transocean discutieron sobre el procedimiento para finalizar la perforación del pozo antes de la explosión de la plataforma que originó el derrame, reveló ayer el mecánico jefe de la instalación a investigadores federales.

La petrolera británica ha dicho que hubo un “error fundamental” en el procedimiento.

El testimonio del mecánico de Transocean podría dar a la empresa más municiones en su batalla verbal con BP para determinar la culpa por el desastre, que posiblemente sea el peor derrame petrolero en la historia de Estados Unidos.