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En una elección que se vislumbra histórica en todo sentido, Antanas Mockus y Juan Manuel Santos, los candidatos a la Presidencia de Colombia favoritos para definirlo todo en la segunda vuelta, llegaron al cierre de la campaña con un estrecho empate en las encuestas y lindando con sus discursos para no perder ningún voto.
Consciente de que la popularidad del presidente Álvaro Uribe y la buena posición de Santos provienen de la lucha contra la guerrilla, ayer Mockus sostuvo que ni el mandatario ni su ex ministro tienen responsabilidad penal, aunque sí “moral”, por los casos de falsos positivos (la matanza de jóvenes hechos pasar como guerrilleros).
En la noche del martes, Mockus y Santos protagonizaron el último debate televisado, donde salió a la luz una de las escasas diferencias de sus programas de gobierno. Mientras el ex alcalde de Bogotá dijo que la guerra contra las FARC “se puede ganar limpiamente”, Santos reclamó “más política de seguridad democrática para terminar con la guerrilla y el drama de los desplazados”.
La última encuesta de Datum da a Mockus una ventaja de un punto, mientras que la de Napoléon Francio apunta a un empate con 34%, dando así por un hecho que estos son los dos candidatos que pasarán a la segunda vuelta, el 20 de junio, cuando terminarán de definir quién será el sucesor, a partir del 7 de agosto próximo, de Uribe —quien ayer fue convocado por la Justicia como testigo en la investigación que se realiza por las escuchas telefónicas ilegales.
Para esa segunda vuelta, Mockus aparece en los sondeos mejor perfilado que Santos, con 56% de intención de voto en la mayoría de las encuestas.
Algo que, si bien es relativo, podría oscilar si se tienen en cuenta los vaivenes que han tenido las encuestas desde mediados de marzo a la fecha.
Un día después de los comicios legislativos del 16 de marzo Mockus contaba con una intención de voto de 6% y Santos de 44%. Veinte días después, una vez que había anunciado a Sergio Fajardo, el ex alcalde de Medellín como compañero de fórmula, Mockus se disparó en la intención de voto superando a la conservadora Noemí Sanín, que bajó de 28 al 11%, y al mismo Juan Manuel Santos por cuatro puntos.
A comienzos de mayo fue Santos, luego de varios cambios en la estrategia y en su equipo de campaña, el que alcanzó a Mockus —después de que se puso en duda su catolicisimo y sus intenciones de extraditar a Uribe si éste fuera reclamado por la Justicia Penal Internacional— y hasta lo aventajó por un punto, como viene ocurriendo desde entonces en algunos de los sondeos.
Mientras los candidatos ultiman su etapa proselitista con mítines y pequeños actos en el interior del país, todo parece listo para que la jornada electoral se desarrolle con toda normalidad, siempre que las FARC no perpetren otro ataque en estos días, como una manera habitual de “marcar el territorio” en vísperas de la crucial jornada electoral.
“El principal factor de riesgo en estas elecciones presidenciales es la indebida participación en política de funcionarios públicos”, explicó Claudia López, coordinadora del Observatorio de la Democracia de la Misión de Observación Electoral (MOE) de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Según López, el apoyo abierto que Uribe da a Santos “podría viciar el proceso de votación”. El procurador general de la nación, Alejandro Ordóñez, “ha tenido que llamar la atención por lo menos en dos ocasiones al presidente por la expresa participación en política a favor del candidato del gobierno”, señaló la coordinadora de la misión.
En un comunicado difundido en días pasados, la misión de la OEA precisó que el fraude electoral, la coacción armada, la financiación ilegal y el sistema de procesamiento de escrutinios también son factores de riesgo en los comicios presidenciales”, los más reñidos de la historia reciente de Colombia.
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