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El día en que la gobernadora de Arizona, Jan Brewer, decidió proclamar la legislación que abrió las puertas a la criminalización de inmigrantes indocumentados en ese estado, aseguró que su principal preocupación era la fragilidad de la seguridad fronteriza y la espiral de violencia de los cárteles mexicanos.
Lo que no mencionó Brewer fue que el verdadero móvil detrás de esta decisión era su temor a ser rebasada por las ambiciones políticas de otros contendientes republicanos, entre ellos, el alguacil de Maricopa, Joe Arpaio, protagonista del sentimiento racista antihispano y antiinmigrante que meditaba si se lanzaba a buscar candidatura republicana a la gubernatura del estado.
Hoy, en medio del rechazo y la condena que le han llovido desde distintos puntos del país y del extranjero, Brewer ha comprobado que su decisión de aprobar la SB1070 —a pesar de los consejos en contra de sus abogados y aliados—, ha sido una apuesta exitosa que le ha permitido remontar la carrera para las elecciones primarias en agosto próximo.
Cuatro días después de haber anunciado su polémica decisión, Brewer subía como la espuma en la mayoría de las encuestas y se consolidaba a la cabeza de las preferencias electorales de los republicanos, muy por delante de sus otros contendientes. Según el muestreo de Rasmussen del 27 de abril, la decisión de Brewer elevó de 20% a 26% su nivel de apoyo en las encuestas, casi 10 puntos más que Buz Mills, su más inmediato seguidor.
Diez días más tarde, Brewer disfrutaba desde su despacho la noticia que le devolvía la tranquilidad. Joe Arpaio, el hombre que había anticipado que contendería por la gubernatura y la desafiaría en las primarias del Partido Republicano, renunciaba a pelear por la nominación.
Cinco meses atrás, Arpaio encabezaba las encuestas como el candidato republicano más sólido para obtener la nominación y muy posiblemente la gubernatura de Arizona. Los sondeos realizados en noviembre de 2009 por Rasmussen, daban a Arpaio 47% de los votos, muy por delante de Brewer que sólo recibía 22%. La decisión de Brewer había conseguido su objetivo: neutralizar a Arpaio.
Pero luego del repunte de Brewer, tras aprobar la ley, Arpaio sacó sus cuentas negativas y confirmó su intención de no contender por la candidatura a la gubernatura de Arizona.
El éxito para frustrar las aspiraciones a la gubernatura de Arpaio ha tenido, sin embargo, un elevado costo político. Por ironías del destino, ha sido la propia Brewer la encargada de elevar a rango de ley las más aberrantes prácticas racistas y anticonstitucionales de su adversario político, el alguacil de Maricopa que, a sus 77 años, se ha convertido en el azote de la comunidad inmigrante y en la bestia negra de una enorme lista de organizaciones defensoras de los derechos humanos que no han dudado de tacharle como “racista” y “nazi”.
Ventaja republicana
“Esta ley, que ha sido promulgada por Brewer por razones electorales, se convertirá en la principal ventaja de los republicanos de aquí hasta que las cortes federales o la Suprema Corte la declaren anticonstitucional, lo cual podría ocurrir dentro de tres o cuatro años”, consideró Antonio Bustamante, miembros de la barra de abogados de Phoenix, y uno de los más firmes opositores a la SB1070.
La necesidad de plegarse a una ley de corte racista no sólo se convirtió en una necesidad política para Jan Brewer, sino para la totalidad de los candidatos republicanos que aspiran este año a la reelección o a la conquista de un escaño, como el senador John McCain. El ex candidato presidencial republicano fue uno de los más fervientes impulsores de una reforma migratoria para poner fin a la persecución de indocumentados, pero hoy se ha transformado en un ferviente político antinmigrante.
“Es increíble que el hombre que se ha vendido al mundo como un héroe de guerra, se esté mostrando ahora como un cobarde que ha decidido alinearse con los racistas. Los latinos pensábamos que tenía valor. Ahora es triste que se haya bajado los pantalones”, aseguró Bustamante en referencia al apoyo d Mccain a la SB1070. McCain busca evitar que su contendiente, el rabioso antinmigrante y popular locutor de la radio, J.D. Hayworth, le arrebate en agosto próximo la nominación del partido para contender por el escaño senatorial de Arizona que ha retenido durante casi un cuarto de siglo.
Mientras los candidatos republicanos remontan en las encuestas, gracias a la legislación antiinmigrante, el gobierno del presidente Barack Obama y una poderosa coalición de organizaciones defensoras de los derechos civiles preparan el terreno para impugnar la SB1070.
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