Presiones inflacionarias continuarán el próximo año.

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La población más pobre del país vio caer su nivel de vida este año, al resentir una inflación no vista desde 2001, que además fue superior a la que vivieron los sectores de población de mayores ingresos.

De acuerdo con información del Banco de México (Banxico), la inflación de la población que gana un salario mínimo mensual fue de 7.5% a tasa anualizada, nivel superior al promedio nacional, que fue de 6.23%.

Así, 5.12 millones de personas, es decir, 12% de los trabajadores mexicanos más pobres, lidiaron con la mayor inflación, respecto al resto de los estratos socioeconómicos.

En contraste, la población que gana más de seis salarios mínimos (9 mil pesos al mes) vivió una inflación en noviembre de 5.78% a tasa anual, inferior a la del promedio nacional.

Para la población más pobre, los principales aumentos en los precios que le afectaron fue en los alimentos, con un repunte anualizado de 9.8%, seguido por los precios del transporte, con un avance anual de 9.03%, así como repuntes en las cotizaciones de muebles, de 8.76% anual.

La población de menores ingresos destina una mayor proporción de sus recursos a cubrir necesidades básicas como la alimentación, transporte y vivienda.

En México, la población de menores recursos destina alrededor de 40% de sus ingresos totales a la compra de alimentos y 15% al gasto en transporte.

Salvador Orozco, subdirector de análisis de Santander, comentó que las presiones en los alimentos continuarán los próximos meses, no obstante la caída internacional del precio de las materias primas.

Dijo que los salarios mínimos y contractuales seguirán deteriorándose el próximo año, debido a que continuarán las presiones inflacionarias por el incremento esperado en los energéticos, como gas y gasolinas, y el alza en el tipo de cambio.

Raúl Feliz, investigador del CIDE, explicó que el alza en los precios de bienes administrados y concertados como la gasolina explican, en parte, el que la inflación sea alta.

Dijo que la desaceleración de la economía implicará salarios bajos, menos empleos y mayor subocupación, por lo que no habrán presiones inflacionarias por el lado de la demanda; sin embargo, “sí tendremos que vivir con una inflación relativamente alta en los próximos meses, debido a cómo se fijan los precios de los energéticos en el país”.

Agregó que la recuperación de la capacidad adquisitiva de la población será lenta, debido a que aún se estiman aumentos en los precios de gas, electricidad y gasolinas en 2009.

Luis Flores, economista senior de Ixe Casa de Bolsa, destacó que siempre el incremento de los precios le afecta a la clase más pobre, sobre todo cuando hay aumentos en los alimentos, ya que la mayor parte de sus ingreso son destinados a ese consumo.

Los analistas consultados coincidieron en que a partir del segundo trimestre de 2009 la inflación comenzará a descender.

Esta semana, el gobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz, adelantó que en diciembre de 2008 y enero de 2009 se alcanzarán los mayores niveles en los precios; sin embargo, también anticipó que las presiones sobre la inflación comenzarán a disminuir.

Comentario:

Pega la crisis por el frente más peligroso: la alimentación.