Preparan plan de rescate alterno para armadoras.

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Tras el fracaso de la iniciativa para evitar el colapso de la industria automotriz, el presidente George W. Bush se veía ayer obligado a prometer un salvavidas alterno que podría pasar por distraer 14 mil millones de dólares de los 700 mil millones del paquete de rescate bancario aprobado el pasado mes de octubre.

En medio de una jornada salpicada por un cruce de reproches y acusaciones entre quienes ayer fueron incapaces de evitar el fracaso de las negociaciones, la Casa Blanca trataba de encontrar una solución intermedia y provisional que tendrá que heredar la administración de Barack Obama a partir del próximo 20 de enero.

El “parche” o medida de contingencia provisional para evitar el cataclismo de la industria automotriz era estudiado por el Departamento del Tesoro que ayer mismo confirmaba su disposición a entrar en acción, mientras el Congreso retorna a las negociaciones.

Desde la Casa Blanca, su portavoz, Dana Perino, consideraba como “irresponsable” la actitud de dejar morir a la industria automotriz y adelantaba la intervención del presidente Bush a favor de una solución intermedia.

“Dada la actual fragilidad de la economía y el impacto que tendría un colapso de la industria automotriz, el gobierno está considerando la utilización del paquete de rescate financiero aprobado en octubre pasado”, añadió Perino para tratar de transmitir tranquilidad a los mercados y a una industria que podría tener los días contados si el estado no acude en su ayuda.

El fracaso de la aprobación coloca al borde de la suspensión de pagos a General Motors y Chrysler, lo que podría significar la desaparición de miles de empleos.

El proyecto de ley, apoyado por la Casa Blanca, la Cámara de Representantes y los senadores demócratas, colapsó la noche del pasado jueves cuando los republicanos presionaron para incluir el recorte de sueldos de los trabajadores afiliados con UAW.

Precisamente, la derrota de la iniciativa ha sido caracterizada por los líderes sindicales como un intento doblegar a los sindicatos y demandar de ellos mayores sacrificios.

“Han querido doblegarnos y exigirnos más concesiones, pero nosotros no podemos sacrificarnos más de lo que ya hemos hecho”, consideró el líder de la UAW, Ron Gettelfinger.

Comentario:

Los trabajadores tienen razón: ¿por qué ellos son los que tienen que pagar los platos rotos? ¿Y los directivos?