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Después de un cautiverio de más de seis años prometió que visitaría a la Virgen de Guadalupe, para dar gracias por su liberación.
Ayer Íngrid Betancourt cruzó el umbral de la Basílica y se postró ante su imagen para pedir por su familia, por los rehenes de la guerrilla colombiana y por las personas que en México están en poder de secuestradores.
Antes de entrar a la Villa, cuestionó las declaraciones de la mexicana Lucía Morett, quien se ha pronunciado porque previo a la liberación de rehenes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el gobierno de ese país libere a los rebeldes, pero Betancourt recordó que este grupo comete actos terroristas y de lesa humanidad.
Al ser cuestionada al respecto, la ex candidata presidencial de Colombia dijo que “no se pueden comparar las dos situaciones”, ya que los rebeldes de las FARC “tienen acceso a abogados, están protegidos por la ley, si tienen una sentencia saben cuándo van a salir, no están aislados, en el caso de la selva no teníamos nada, ni médicos cuando estábamos enfermos”, dijo.
Respecto a la presencia de Morett en un campamento de las FARC en marzo pasado, donde sobrevivió a un ataque del Ejército colombiano, Betancourt dijo que “es posible entrar a un campamento”. Aunque dijo que durante los más de seis años que estuvo secuestrada “no tuve conocimiento ni fui testigo de la presencia de estudiantes colombianos o de otro país, no sé si sea una práctica, lo que sí les puedo decir a los estudiantes del mundo es que sí se corren muchos riesgos en esos campamentos”.
A cinco meses de que fue rescatada de un campamento de las FARC, ayer visitó la Villa donde el rector Diego Monroy ofició una misa en la que confió en que Betancourt “como la Señora de Guadalupe, fomente la paz, la reconciliación y los encuentros”.
La diplomática franco-colombiana, quien ofrendó un arreglo floral, señaló que desde su rescate quería agradecer a la Virgen María su protección. “Más que a pedirle, vengo a agradecer, pero sí que le voy a pedir que me ayude en la liberación de mis compañeros, por todas las familias de los secuestrados, porque las próxima Navidad estén reunidos, por la paz en mi país y por México”.
Recordó que “cuando estaba en la selva fue a ella a quien le recé, entonces esta es una visita muy importante para mí. Yo quisiera pedirle que toque el corazón de los comandantes de la guerrilla porque ellos son los que los tienen que liberar. Aquí estamos unidos por un dolor que son también los secuestros que hay en México, también voy a pedir mucho por estos secuestrados”.
Comentario:
Sólo falta que Lucía Morett exiga la liberación de los terroristas de Al Qaeda o la santificación de Osama Bin Laden.
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