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Edificios ardían en el centro de Bangkok el jueves, en medio de enfrentamientos esporádicos entre soldados y grupos de opositores, un día después que el ejército derrotara a los manifestantes en un intento por acabar con la peor ola de violencia que ha experimentado el país en casi 20 años.
A pesar de que el gobierno sofocó la mayor parte de la violencia en la capital tailandesa, anunció que el toque de queda de 8:00 p.m. a 6:00 a.m. se mantendrá por tres días más en Bangkok y otras 23 provincias.
''En general, tenemos la situación bajo control'', dijo el vocero del Ejército, el coronel Sansern Kawekamnerd.
El operativo que el ejército culminó la víspera, en el que murieron al menos siete personas y 88 resultaron heridas, cumplió en gran medida su objetivo, pero las divisiones subyacentes que dispararon la crisis, pueden haberse exacerbado. Los disturbios se extendieron a provincias en el norte y el noreste.
Durante la noche, el cielo de Bangkok se cubrió por momentos de humo negro y destellos de llamas, provenientes de más de tres docenas de edificios incendiados, entre ellos la Bolsa de Tailandia, una compañía de electricidad, bancos, un cine y unos de los centros comerciales más grandes de Asia.
El gobierno calificó el caos como ''un crimen organizado'' y ''terrorismo''.
Sansern, quien señaló que 122 policías y unidades militares participaron en la operación, dijo que las autoridades encontraron explosivos y rifles de asalto durante la misión en contra de los Camisas Rojas.
Agregó que los incendios y saqueos fueron ''organizados y planeados de manera sistemática'' por los Camisas Rojas, antes de rendirse.
Sansern indicó que el ejército fue comedido en su uso de la fuerza.
''Si hubiésemos tenido la intención de atacar a los civiles, el saldo moral hubiese sido mucho más alto'', dijo.
El vocero gubernamental, Panithan Wattanayagorn, señaló que los disturbios fueron alimentados por ''el desencanto, la desesperanza y la rabia'', pero no hubiesen podido ser tan generalizados sin ''planificación previa''.
Soldados en el distrito comercial del centro de Bangkok, ocupado por los manifestantes por semanas, intercambiaban disparos el jueves en la mañana con grupos de resistencia de la oposición.
Una unidad especial de la policía ingresó en un templo Budista dentro de la zona de protesta, donde se refugiaban desde hace unos días unos 5 mil seguidores de los Camisas Rojas, la mayoría mujeres, ancianos y niños, dijo el gobierno.
Un fotógrafo de Associated Press señaló que no hubo resistencia cuando la policía se llevó al grupo a una estación cercana.
''Ganamos. Ganamos. Los Camisas Rojas se alzarán de nuevo'', gritó una mujer.
Desde que los opositores iniciaron su protesta a mediados de marzo, al menos 75 personas -la mayoría civiles- han muerto y cerca de mil 800 han resultado heridas. De esos, 46 fallecieron en enfrentamientos desde el 13 de mayo, cuando el ejército empezó el acordonamiento del campamento opositor.
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