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Debajo de las trajineras para turistas que surcan lo que queda de un gran lago azteca vive una criatura que parece un pequeño monstruo acuático, con una cola viscosa, branquias que parecen plumas y una boca que parece emitir una sonrisa extraña.
El ajolote es una parte importante de la leyenda azteca y también de su dieta. Contra todos los pronósticos, sobrevive en la ciudad de México moderna, en los canales contaminados del lago Xochimilco, donde, en el mejor estilo de Venecia, gondoleros mexicanos, o trajineros, pasean a turistas en coloridos botes.
Los científicos están tratando de salvar este anfibio en peligro de extinción, víctima del drenaje del lago en que habita y del deterioro de la calidad de su agua.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza ha incluido al ajolote en su lista roja de especies en peligro y los investigadores dicen que podría desaparecer en tan solo cinco años.
Algunos proponen que se creen una serie de santuarios en canales que han sido limpiados de especies invasoras, mientras que otros plantean que se pueble el lago Xochimilco con ajolotes criados en cautiverio.
''Si el ajolote desaparece, no solo será una gran pérdida para la biodiversidad, sino para la cultura mexicana y reflejará la degeneración de un sistema de lagos que supo ser grandioso'', expresó Luis Zambrano, biólogo de la Universidad Autónoma de México.
No se sabe exactamente cuántos ajolotes silvestres hay, pero se calcula que su población bajó de 600 por kilómetro cuadrado en 1998 a 10 por kilómetros cuadrado este año, de acuerdo con un estudio de un equipo dirigido por Zambrano.
En una época hubo millones de ajolotes en los gigantescos lagos de Xochimilco y Chalco, sobre los cuales se construyó la ciudad de México. Usando cuatro patitas gruesas para desplazarse por el fondo del lago y sus colas para nadar como cocodrilos de miniatura, cazaban insectos acuáticos y pequeños peces y crustáceos.
La leyenda dice que Xolotl --un dios azteca con cabeza de perro -- temía que iba a ser marginado o asesinado por otros dioses y se convirtió en un ajolote para esconderse en el Lago Xochimilco.
La declinación del ajolote comenzó cuando los conquistadores españoles decidieron drenar los lagos, que se vaciaron más todavía con el correr del tiempo por el crecimiento de la ciudad.
En la década de 1970, se drenó completamente el Lago Chalco para evitar inundaciones. En los 80, la municipalidad empezó a bombear sus aguas residuales hacia los pocos canales y lagunas que quedan del gran Xochimilco.
Hace unos 20 años, trajeron al lago la tilapia africana con la intención de crear una industria pesquera. Pero junto con el pez carpa asiático, dominaron el ecosistema y se devoraron los huevos de los ajolotes, con los que compitieron por la comida.
El ajolote es afectado además por residuos líquidos agroquímicos de granjas y desaguaderos, según investigadores.
Un pescador de la zona, Roberto Altamira, de 32 años, recuerda que cuando era niño el ajolote era parte de la dieta de la zona.
''Me encantaban los tamales de ajolote'', dice entre risas.
Pero agrega que en la actualidad nadie lo come, más que nada porque es difícil encontrarlo.
''El último que pesqué fue hace unos seis meses'', expresó Altamira, quien lleva años conduciendo una góndola por los estrechos canales del Xochimilco.
La población de ajolotes crece a paso acelerado en laboratorios, donde los científicos estudian sus asombrosas características, incluida su capacidad de reproducir miembros que ha perdido. Los ajolotes han sido muy útiles en las investigaciones de los procesos de regeneración, embriología, fertilización y evolución.
Este anfibio de la familia de los salamándridos tiene la particularidad de que conserva sus características larvales a lo largo de su vida adulta, un fenómeno conocido como neotenia. Vive en el agua, pero puede respirar bajo el agua, a través de las branquias, o absorbiendo aire a través de pulmones cuando asoma a la superficie.
En un canal de tres metros de ancho cubierto por una capa verde de lentejillas --planta acuática parecida a la lenteja -- , los colaboradores de Zambrano analizan la calidad del agua y buscan ajolotes. En el aire hay un cierto olor a sulfuro y aguas residuales.
Uno de los colaboradores señala una pequeña onda, típica de las que producen los ajolotes, e intentan atrapar al animal con redes. Pero lo único que encuentran es dos tilapias envueltas en lentejillas.
Los científicos no se ponen de acuerdo en torno a cómo salvar la criatura, aunque se espera que en el próximo semestre comience a funcionar un santuario experimental cerca de la Isla de las Muñecas, llamada así porque su dueño cuelga las muñecas que encuentra en los canales para espantar los malos espíritus.
Zambrano propone que se creen 15 santuarios para ajolotes en los canales del Xochimilco, donde el animalito estaría protegido.
Sin el pez carpa, el agua se limpiaría y volverían a florecer las plantas que necesita el ajolote para sobrevivir, según Bob Johnson, experto en anfibios y reptiles del Zoológico de Toronto.
''El lago tiene un enorme potencial de regenerarse'', aseguró.
Zambrano dice que habló del santuario con las autoridades municipales, pero que las respuestas se demoran mucho.
''Todos dicen que es una gran idea, pero no pasa nada'', se lamentó.
Los residentes de Xochimilco podrían oponerse a los planes para salvar el ajolote.
Cientos de ellos viven de la tilapia que pescan en los canales y del cultivo de flores, lechuga y vegetales en tierras vecinas. Toda iniciativa para eliminar la tilapia o cerrar granjas contaminadoras será seguramente resistida.
Comentario:
¡¡ Qué tan importante es un pequeño animalito como el ajolote!!
Coronavirus, la amenaza esta ahí afuera
Hace 4 años
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