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Un líder de las protestas antigubernamentales en Tailandia dijo a sus seguidores que estén listos para combatir, mientras soldados que avanzaron en la madrugada atacaron con fusiles automáticos el campamento montado por los opositores en el centro de Bangkok, la capital del país.
“Estamos pidiendo a todos que estén listos para una ofensiva porque vehículos blindados están comenzando a avanzar en (el área)”, había adviertod Nattawut Saikua, líder de las protestas.
Un gran número de soldados y vehículos blindados iban hacia el el campamento de los manifestantes, quienes incendiaron una de las barricadas para dificultar el asalto de las tropas. Respondieron al fuego de los soldados. La humareda llevó a la dirección del hospital de Chulalongkorn a preparar la evacuación de los enfermos. Helicópteros sobrevolaban la zona.
Tras el ataque del Ejército,cientos de manifestantes asaltaron y tomaron el control de la instalación de Thaicom, que bloqueó la señal por satélite a la cadena de televisión PTV de los camisas rojas, a las afueras de Bangkok, indicaron los medios locales.
Anteriormente, el gobierno había rechazado un diálogo de paz poner fin a nueve semanas de crisis, que han dejado 67 muertos y amenazan con dividir al país, llamando a miles de manifestantes antigubernamentales a deponer su protesta. Mientras la posibilidad de las negociaciones se esfumaba, los choques resurgieron en el distrito Din Daeng, al norte de un área comercial de Bangkok ocupada por cerca de cinco mil manifestantes, cuyos líderes dicen estar dispuestos a luchar a muerte para derrocar al primer ministro Abhisit Vejjajiva, cuya legitimidad cuestionan.
“Yo prefiero permanecer aquí, estar orgulloso y morir luchando que morir en mi pueblo cuando sea viejo”, dijo Chamlat Ladlao, manifestante de la central provincia de Lopburi, hablando desde la zona de protesta, que está llena de barricadas.
Los manifestantes agrupados en los llamados camisas rojas dijeron estar dispuestos a un diálogo para un cese al fuego mediado por senadores tras cinco días de caóticos enfrentamientos callejeros, que han causado la muerte de 39 personas, casi todos civiles. Pero el gobierno tailandés dijo que sólo se uniría a los diálogos si las protestas terminan, una condición que el moviemiento de los camisas rojas han rechazado sistemáticamente, dejando nuevamente estancada cualquier negociación mientras miles de soldados refuerzan el cordón de seguridad alrededor de los manifestantes.
Turistas e inversionistas extranjeros están dejando masivamente el lugar, restando vida a una de las ciudades más dinámicas de Asia y la segunda mayor economía del sudeste asiático.
La situación está perjudicando aún más a la economía que tenía proyectado un crecimiento de 5% este año, comentó el ministro de Finanzas, Korn Chatikavanij. “Tenemos que admitir que la prolongada protesta ha estado afectando la capacidad y oportunidades de negocios incluyendo aquellos que no se realizan en el área de protesta”, expresó.
En Din Daeng, soldados hicieron disparos de advertencia mientras manifestantes quemaban neumáticos y arrojaban bombas molotov. Al menos dos personas resultaron heridas, dijo un testigo. Para la tarde, una sucursal del Siam City Bank fue incendiada y se escuchaban fuertes explosiones en la zona.
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