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La presidenta de Argentina, Cristina Fernández, y los máximos responsables de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, y de la Asamblea General de la ONU, Miguel D'Escoto, planean acompañar al depuesto presidente hondureño, Manuel Zelaya, en su anunciado viaje de regreso, previsto el jueves. No se descarta que en las próximas horas se sumen más líderes a la comitiva, aseguran fuentes argentinas.
En Tegucigalpa, el presidente provisional, Roberto Micheletti, instaurado gracias al golpe militar, ha advertido de que existen órdenes judiciales de detener a Zelaya en el momento en que pise suelo hondureño. "Si quieren matarme o reprimir las protestas, que lo hagan delante del mundo", respondió Zelaya antes de viajar a Nueva York. Algo más conciliador se mostró el nuevo ministro hondureño de Exteriores, Enrique Ortez, quien acepta el regreso de Zelaya pero con la condición de que acepte que ya no es presidente. "Lo que no le vamos a permitir es que regrese para crear problemas.
Pese a las declaraciones de las nuevas autoridades, cada vez es mayor la presión diplomática, tanto en América Latina como en el resto del mundo para que se reinstaure al presidente depuesto de forma ilegal. La condena al golpe militar ha sido unánime, uniendo a Gobiernos tan dispares como el de EE UU y Venezuela. El presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, ha anunciado que suspende todos los programas de crédito a Honduras y que trabaja con la OEA en una solución a la crisis.
En un importante golpe de efecto, Zelaya viajará a Washington, donde se reunirá con miembros del Departamento de Estado. No se han filtrado quienes serán sus interlocutores.
El domingo, el Ejército de Honduras, un país se siete millones de habitantes, productor de café y que había permanecido estable desde los años 80, dio el primer golpe en la zona desde el final de la Guerra Fría.
Zelaya, un aliado del venezolano Hugo Chávez, tuvo un enfrentamiento político con el poder militar y la mayoría del Parlamento cuando trató de modificar las leyes para lograr la reelección. Zelaya procede de las filas conservadoras, pero durante su mandato aplicó una política cada vez más progresista.
Dentro de la campaña internacional de presión, el presidente hondureño se ha dirigido a la Asamblea General de la ONU, ante la que ha expuesto la situación en la que se encuentra su país tras el golpe militar del domingo. La Asamblea General aprobó después una resolución condenatoria del golpe militar en la que piden a todos los países miembros que sólo reconozcan el Gobierno del mandatario depuesto.
Comentario:
¿Cuál será ahora la reacción de las "autoridades" hondureñas?
Coronavirus, la amenaza esta ahí afuera
Hace 4 años
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