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El asesino, un hombre de 1.90 metros de estatura y con el cráneo rasurado, conocía a la perfección el domicilio de su víctima. A las 17:30 horas del sábado pasado, el hombre pulsó el timbre de la casa de Alois Mannichl, el jefe de policía de Nassau.
Cuando el oficial abrió la puerta, el asesino pronunció una frase sacada del discurso del oscuro mundo de los nietos de Hitler: “Saludos de la resistencia nacional”, dijo el hombre quien, sin esperar una respuesta, enterró en el abdomen de su víctima una cuchillo de 11 centímetros de largo.
“Policía cabrón e izquierdista, no volverás a pisotear las tumbas de nuestros camaradas”, añadió el asesino.
El intento de asesinato, que fue conocido recién el domingo, causó consternación en Alemania y en especial en Baviera, donde el jefe de policía de Passau era respetado por su radical lucha contra los nostálgicos de Hitler.
Pero el atentado criminal contra el jefe de la policía de Passau dejó al desnudo una nueva dinámica en el submundo alemán de los neonazis. Después de aterrorizar a la población extranjera que vive en Alemania, los nietos de Hitler optaron por declarar la guerra a la policía.
“El atentado contra Mannichl revela una nueva forma de violencia”, dijo el ministro del Interior de Baviera, Joachim Hermann. “La violencia de los neonazis ha alcanzado una nueva dimensión”, añadió.
Los nietos de Hitler resucitaron poco después de la unificación alemana, cuando declararon una guerra sin cuartel contra la población extranjera, en especial contra la comunidad turca. En menos de cinco años, los neonazis mataron a 30 personas.
Pero los neonazis jamás se habían atrevido a buscar víctimas en los aparatos de seguridad del país. El atentado contra el jefe de policía de Passau tiene también un doble mensaje: La ciudad siempre ha sido un nido de neonazis y sede de encuentros de los nostálgicos de Hitler.
Pero Passau tuvo la suerte de contar con un jefe de policía que nunca ocultó su odio contra los nostálgicos del Tercer Reich. “Él siempre tuvo una posición muy clara contra los neonazis”, dijo Franz Meyer, un miembro del ayuntamiento de la ciudad. “Ahora tenemos que actuar con todos los medios contra los extremistas de derecha”, insistió.
Aunque Passau no es un bastión de los neonazis, la idílica ciudad medieval fue escenario en los últimos meses de varios altercados protagonizados por los nietos de Hitler. “El ataque contra el jefe de policía de Nassau representa una nueva dimensión de crímenes de la ultraderecha en Baviera”, sentenció el ministro del interior del land de Baviera, Joachim Hermann.
Comentario:
Hay que detenerlos antes de que crezcan. Por no detener a tiempo a Hitler, ya ven lo que pasó.
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