Ciudad de México
El paso de los anarcos por avenida Reforma quedó evidenciado en bancos y comercios, los que desde la madrugada del martes iniciaron un control de daños. El primero fue interno y se llevó a cabo dentro de restaurantes, tiendas de conveniencia, cafeterías y otros negocios dañados, principalmente, con varios vidrios rotos. No obstante, la mayor parte de los agraviados evitaron hablar de lo ocurrido la noche del lunes al término del mitin realizado en el Ángel de la Independencia.
David Fernández, director operativo del grupo IMC (a cargo del restaurante Bistro) explicó a MILENIO que en ese lugar quedaron rotos dos cristales de tres por dos metros, cuyo monto fue calculado inicialmente en poco menos de diez mil pesos. "Y bueno, estamos esperando al seguro para que nos ayude, ya les llamamos, pero no nos han contestado. Del gobierno capitalino nadie nos ha buscado y la verdad es que se nos hace mucho más grave que estemos pasando por una ingobernabilidad y que todo se le esté achacando al gobierno federal", explicó.
David Cardoso, gerente de este lugar, detalló que los daños registrados ocurrieron porque "tratamos de bajar las cortinas eléctricas, pero no nos dio tiempo de bajar todas, fueron solo dos minutos los que nos tardamos, pero los anarquistas ya estaban rompiendo los vidrios con ceniceros, palos y piedras. Entonces, por intuición, lo que hicimos fue subir a la gente a la parte superior del inmueble y dejamos que abajo pasara lo que pasara, pues allí teníamos insumos, vajillas y la caja registradora".
Otros empleados de negocios se enteraron de lo que ocurría en la zona a través de la televisión, por lo que de inmediato se trasladaron al lugar. Fue el caso de David Cardoso quien se desempeña como encargado de una oficina inmobiliaria. "Cuando vi las imágenes de que estaban quebrando los cristales reconocí el lugar donde trabajo y me fui para allá. Mis jefes recibieron la información, porque adentro hay cámaras y sonaron las alarmas", dijo.
Para evitar mayores afectaciones, algunos comerciantes prefirieron dejar que la policía privada los cuidara durante la madrugada y para pasar la noche cubrieron con cartones los daños en puertas y ventanas.
El segundo control de daños fue externo y se realizó en términos de imagen. Fue ejecutado principalmente en las sucursales bancarias de la calle Florencia en la Zona Rosa, paso obligado del turismo nacional y extranjero. Esta operación limpieza estuvo a cargo del personal especializado en situaciones de riesgo, adscrito a cada banco, quienes llegaron a la medianoche y en horas borraron toda huella de violencia, como si no hubiera pasado nada.
Por eso a las nueve de la mañana en estas sucursales no había vidrios rotos ni puertas dañadas; a primera vista todo parecía parte del mantenimiento cotidiano con jabón, pintura, tablones de madera y plásticos. La falta de vidrios quedó marcada con cinta adhesiva; los pisos y paredes brillaban junto a letreros con leyendas tales como "cajero no disponible" o bien "hoy no hay servicio".
Pese a las apariencias, casi todos los comercios afectados trabajaron con normalidad aunque no todos los negocios consiguieron tal fin. Por ejemplo, el Bancomer, ubicado en la esquina de Florencia y avenida Reforma, sufrió la rotura de 16 grandes vidrios, pese a que contaban con película de seguridad. Todos los gastos serán solventados por ellos mismos y no por sus aseguradoras.
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