México
La incapacidad policial para contener y detener a vándalos que se infiltran en movilizaciones de protesta social propicia impunidad y los incita a escalar su nivel de violencia y actos ilícitos, algunos basados en "El Manual de Mala Calle", considerado leyenda urbana y que ha sido actualizado por la Federación Anarco Punk (FAP) de España, afirmó el general de División en retiro Héctor Sánchez Gutiérrez.
El militar, quien fue comandante y coordinador de las Fuerzas Federales de Apoyo de la Policía Federal Preventiva (PFP) durante operaciones para la restauración del estado de derecho en el campus de Ciudad Universitaria, en San Salvador Atenco y en Oaxaca durante la toma violenta de calles que realizó la APPO, lamentó que en el caso del Distrito Federal la legislación se haya reformado para evitar sancionar a este tipo de agresores.
Dijo a MILENIO que el manual de referencia, ahora titulado "Libro Hazlo Tu Mismx Recupera Tu Vida", ha sido adaptado en México y contiene una serie de tips sobre la forma en que los anarcos deben comportarse si son capturados por la policía, con el fin de revertir las acusaciones y obtener su libertad, además de que incluye tácticas de robo masivo y saqueo.
"Definitivamente se requiere más inteligencia para enfrentarlos y desarticularlos mediante estrategia y conducción de mandos que vayan al frente de las fuerzas policiales; ha quedado demostrado que estos grupos tienen capacidad para realizar desmanes, tienen la oportunidad de hacerlo con objetivos muy definidos y cuentan con la certeza de que no les pasará nada", agregó.
El general, quien tiene amplia experiencia en operaciones en las que se ha recurrido al uso de la fuerza pública para contener y disuadir a manifestantes violentos, sabe que este tipo de acciones no siempre resultan como son planeadas. "Por desgracia, esto no es una tabla gimnástica, no sale bien a 100 por ciento, por eso se requieren mandos que lleven una adecuada estrategia y conducción, la adrenalina está al máximo".
"Las estructuras de inteligencia del Estado no recopilan información de valor sobre los líderes de los grupos disruptivos, mientras que ni las instancias de contención, de persecución del delito ni las de administración de justicia están haciendo su tarea correctamente, esto provoca más impunidad y, a su vez, mayor capacidad criminal", opinó.
Sánchez Gutiérrez aseveró que en los operativos "sensibles" debe participar personal de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), notarios y agentes del Ministerio Público, en tanto que el personal policial debe estar adiestrado, bajo las órdenes de mandos que supervisen y controlen la actuación de cada policía, que es una labor fundamental para que la situación no salga de control.
Sostuvo que es lamentable que las autoridades no logren anticiparse a los hechos de violencia que van a cometer los autodenominados anarcos, y en el caso de la Ciudad de México resultó contraproducente haber reformado la ley para no poderles fincar acusaciones por delitos graves.
"En los actos violentos cometidos en el Distrito Federal la policía está atada de manos para reaccionar, se deja actuar a los violentos y esto solo provoca que la bola de nieve siga creciendo", apuntó.
Aclaró que no se trata de criminalizar la protesta social, ni cancelar el derecho a exigir justicia, por ejemplo en el caso de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, sino de evitar que estos casos sean aprovechados para fines que vulneran el estado de derecho, y precisó que el uso de la fuerza debe ser proporcional a la amenaza que se enfrenta.
"Atacar la Ciudad de México les sale barato a los anarquistas encapuchados. Desde hace dos años lo vienen haciendo con impunidad total. En el peor de los casos detienen a pocos y los sueltan después, algunos incluso salen como héroes sociales. Sin embargo, en las calles no se escuchan protestas contra la delincuencia organizada", agregó.
El libro de la FAP establece una serie de "recomendaciones" para perpetrar saqueos y robos masivos, así como para nulificar las cámaras de seguridad que se instalan en diversos comercios y calles. "Los ojos del capital acechan al heroico yomangante (sic) desde cámaras púdicamente camufladas".
Establece que "el robo, como un medio más, es un recurso entre tantos para recuperarnos. De por sí el capital nos explota y nos roba, como mínimo, la mitad de nuestro tiempo consciente, simplemente empleándonos en los procesos de producción, tal y como se emplea una llave inglesa... sabemos que el trabajo, al menos el que sufrimos bajo la dictadura del mercado, o sea el asalariado, es repugnante, perverso y antinatural, por eso trabajar es ser robado".
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