Noticia:
La expansión del cártel de Juárez y su brazo armado, La Línea, en busca de conservar el control del tráfico de drogas en Chihuahua, está ligada a policías corruptos.
La infiltración de la banda en la policía está documentada y, lo peor, la participación de oficiales como sicarios quedó demostrada en investigaciones, confesiones y procesos contra agentes del estado detenidos y encarcelados incluso en penales de máxima seguridad por su peligrosidad.
Levantones, ejecuciones, masacres, en las narcofosas, protegiendo cargamentos de droga y hasta de escoltas de capos, son parte de los trabajos de policías que sirven o sirvieron al cártel de Juárez o La Línea. Secreto a voces en la frontera y en todo el país, la banda antes pedía a policías el “favor” de protección a cambio de dinero; ahora los asesina o ejecuta si se niegan.
Los casos de los comandantes Miguel Ángel Loya Gallegos y El Z-2 y Humberto, La Pera, ilustran la complicidad de policías y el cártel . Uno y otro encabezaron en Ciudad Juárez y en Chihuahua redes de sicarios-policías de la banda que dirige Vicente Carrillo Fuentes, El Viceroy, hermano del extinto Amado Carrillo Fuentes, El Señor de los Cielos, según expedientes de los casos, a los que tuvo acceso EL UNIVERSAL.
La cárcel, ejecutados o prófugos es en lo que concluyó la historia de la mayoría de policías cuyos nexos con el cártel de Juárez fueron descubiertos. El daño ha sido para ellos y se ha extendido a la población de Chihuahua, que padece los efectos de que esa organización se haya expandido y convertido a la entidad en un campo de batalla al luchar con otros grupos que buscan el control de actividades delictivas.
Las narcofosas
A principios de 2004, las narcofosas en la casa de Parsioneros 3633, fraccionamiento Las Acequias, Ciudad Juárez, cimbraron a la sociedad. Un miembro del cártel de Juárez, Alejandro García Cárdenas, fue fundamental con su confesión para aclarar el caso y documentar la participación de policías en la ejecución de los enemigos del grupo criminal.
El 28 de enero de 2004 declaró a fiscales de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada: “Otros miembros de la organización son los policías judiciales de Chihuahua Jesús Pérez y Mario Loya Gallegos, El Z-2, este último comandante del turno de las noches de dicha policía. Se encargan de dar seguridad a los líderes del grupo, Luis y Humberto Sadam Portilla, y de levantones y las ejecuciones de quienes traicionan la confianza de jefes y de Humberto Santillán Tabares”.
Tras narrar cómo rentó la casa donde se descubrieron las llamadas narcofosas y su papel en la banda, relató cómo ejecutaron a quienes fueron enterrados en la casa de Las Acequias.
La primera muerte fue la de Fernando Reyes Aguado, un amigo de Humberto Santillán, con quien pretendió asociarse para llevar droga a Estados Unidos. La mañana del 31 de julio de 2003, cuando García Cárdenas se cambiaba de casa, recibió una llamada . “Era Humberto Santillán, mi jefe. Me preguntó si ya había dejado la casa que rentaba. Le contesté que no y la orden fue: ‘no la entregues, yo te pago lo de la renta’”. Cinco días después se estaba construyendo la primera narcofosa en ese domicilio.
Santillán Tabares fue invitado a la casa de Las Acequias para cerrar el trato de transporte de droga, pero todo era mentira. Su amigo lo traicionaría para quedarse con la carga. Pidió a su sobrino y cómplice, el jefe policiaco Mario Loya Gallegos, que le mandara a dos agentes. Los policías apellidados Pérez y Valdez fueron los comisionados.
Cuando la víctima llegó a la casa fue sorprendido por los policías. Le aplicaron una llave china, le colocaron cinta en boca y ojos y le esposaron las manos.
Sin poder moverse, Fernando fue golpeado y asfixiado. “Este tipo de trabajos los hacían Loya —quien está prófugo hasta hoy— y los policías que lo acompañaban”, reveló García Cárdenas.
Con estas confesiones fueron detenidos ocho agentes judiciales, cuatro más escaparon y se descubrió que el cártel de Juárez tenía incrustado su cuerpo de sicarios en la policía; ello explicaba los extraños levantones. Entre las víctimas hay delatores, competidores y hasta quienes no tenían nada que ver con el crimen, que se dan en esta frontera desde hace más de una década.
Ofrezco mis servicios.
sábado, 15 de agosto de 2009
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