México
El rumor tenía semanas, quizá incluso meses. Su estado de salud se estaba deteriorando de forma vertiginosa y su cuerpo ya no alcanzó a sostenerlo: a los 81 años de edad, de cáncer pulmonar, falleció Vicente Leñero, el periodista, guionista de cine y televisión, el dramaturgo, el novelista… el hombre que estudió ingeniería porque así lo quería su padre, pero que desde niño quiso escribir.
“Estudié ingeniería porque era bueno para las matemáticas, pero me gustaba más la literatura. Escribía muy mal, me fallaba mucho la sintaxis, no sabía poner puntos y comas, no sabía ortografía, era muy torpe, y luego estudiando ingeniería peor, son iletrados”, confesó cuando recibió el Premio Nacional de Letras Sinaloa 2009 (MILENIO, 29/11/2009).
Múltiples fueron las pasiones que definieron la vida de Leñero, pero siempre con la palabra como herramienta fundamental no solo para compartir sus historias, sino hasta para hacer la crítica a las realidades que le tocó vivir a lo largo de sus 81 años de vida; por algo era miembro de la Academia Mexicana de la Lengua (AML).
“Comencé a estudiar periodismo porque pensé que ahí me enseñarían a escribir”, confesó en diferentes ocasiones Vicente Leñero, aunque no resultó un proceso nada sencillo.
Su primera obra fue La voz adolorida (1961), cuya versión definitiva intituló después A fuerza de palabras; le siguieron El cordoncito, Vivir del teatro, Estudio Q, El evangelio de Lucas Gavilán, Redil de ovejas y Más gente así, aunque sin duda las obras más reconocidas del Premio Xavier Villaurrutia, en el 2000, y el Premio Nacional de Ciencias y Artes en Lingüística y Literatura, fueron Los albañiles y Los periodistas.
Como periodista Vicente Leñero colaboró en publicaciones del país y del extranjero como El Heraldo deMéxico y Excélsior, las revistas Claudia y Revista de Revistas, de las que fue director de 1969 a 1972 y de 1973 a 1976, respectivamente, y, desde su fundación, en el semanario Proceso, del cual fue vicepresidente.
El presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), Rafael Tovar y de Teresa, lamentó en su cuenta de Twitter la partida de Leñero, a quien definió como “uno de nuestros grandes intelectuales: dramaturgo, narrador y periodista congruente”.
En un comunicado se anunció la realización de un homenaje al escritor en el Palacio de Bellas, hoy a partir de las 12:00 horas.
De luto
La rutina de la FIL de Guadalajara se trastocó cuando la noticia comenzó a esparcirse: los autores dejaron de hablar de su obra para rendirle homenaje con sus palabras. Incluso, en el espacio de grupo Planeta, donde ya se trabaja en el lanzamiento de sus obras, se organizó de manera espontánea un homenaje con un minuto de aplausos para el narrador.
La feria se vistió de luto: en la sala de prensa se colocó un moño negro en señal de duelo por la partida de un narrador, un guionista y un dramaturgo, pero entre todas esas facetas, un periodista que en ésta, su tierra, recibiera el Homenaje Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez, en 1997.
Las manifestaciones de dolor y de tristeza se hicieron patentes entre los creadores presentes en el encuentro editorial y literario, pero en especial el reconocimiento a una de las grandes figuras del periodismo, el teatro y la literatura.
Juan Villoro
La pérdida de Vicente Leñero es enorme para todos los géneros que cultivó, pero en especial perdemos a un hombre de una integridad intachable. Su generosidad con los demás, su sensibilidad para escribir, su franqueza, lo convirtieron en un personaje que nos va a hacer mucha falta.
Él era un católico sin Iglesia; siempre estuvo cerca de la Iglesia de los pueblos. Fue también un gran experimentador de las formas: su novela Estudio Q se mantiene como una de las más arriesgadas en estructura de la literatura mexicana. En teatro fue extraordinario en obras como La mudanza.
En Leñero tenemos siempre un reflejo de la realidad, fue un escritor realista, pero no costumbrista, porque sus estructuras son muy arriesgadas y revelan una gran imaginación para descomponer la realidad. Al mismo tiempo, la crítica del poder y la reflexión de la espiritualidad, un hombre de fe, que no dejó de creer en sus convicciones religiosas. Seguramente esto lo acompañó a lo largo de su vida y le ayudó para el ciclo que ahora vive.
Sergio Ramírez
Un escritor fundamental no solo para las letras mexicanas, sino para todo el ámbito de la lengua española. Uno de los escritores que aparece en los años sesenta con un ímpetu de renovación; pertenece a una generación muy brillante de escritores mexicanos. Recuerdo con gran devoción la lectura de Los albañiles, que ganó el Premio Biblioteca Breve Seix Barral. En su aventura de renovación del lenguaje y en su tarea como periodista, no menos importante, tenemos en Leñero a una figura realmente relevante de la cultura latinoamericana.
Jorge Volpi
Se trata de una pérdida lamentable. Uno de los hombres de letras más importantes del país, con una carrera múltiple: al tiempo de su labor como periodista tuvo una obra como dramaturgo sumamente relevante, llena de experimentación formal y un narrador de muy altos vuelos. Perdemos a alguien que era una conciencia muy lúcida de la vida mexicana.
Ignacio Padilla
En el caso de la literatura mexicana y en lengua española es una pérdida importante, pero en especial perdemos a un hombre bueno, un hombre de fe, devoto, militante, un escritor crítico. Para mí es la pérdida de un maestro, un amigo generoso, a quien sin duda echaremos de menos, a quien releeremos con los ojos de siempre y con los ojos distintos. Espero poder reencontrarme con él, porque sin duda en este momento está en el mejor de los universos posibles.
Sabina Berman
Vicente Leñero era un hombre jovial: cambiaba de edad, tenía más cano el pelo, pero seguía siendo un hombre jovial, conectado con la realidad, con un corazón muy sensible. Era un católico devoto, preocupado en cómo traer los mejores valores de la religión, la buena voluntad y la creencia en la verdad al mundo real. Era una de sus principales preocupaciones.
Hay que hablar de Vicente como el escritor de teatro, pero también el periodista con una lealtad absoluta a la verdad.
Jorge F. Hernández
Vicente Leñero fue un hombre muy generoso, sobre todo con los escritores en ciernes; leía los manuscritos que se le entregaban y los corregía minuciosamente. Era un buen lector y por eso tan buen escritor. Se va un escritor entregado al periodismo durante buena parte de su vida, quien logró hacer la diferencia entre escribir la nota y, a partir de los datos, crear literatura verídica, porque también tenía otra pluma para la ficción. Por eso recomiendo Lavida que se va, una novela perfecta, una partida de ajedrez, donde más o menos insinúa lo que se vive hoy. Los grandes escritores se tienen que ir para volverse inmortales.
Vicente Quirarte
La escritura de Leñero es de una rapidez y de una contundencia heredada del periodismo, del largo trabajo con la palabra, y eso se nota en su literatura y en su enorme talento, porque era un hombre que tenía cosas que decir. Era un hombre que no se repetía, lo cual es extraordinario; cuando pienso en los textos de Gente así parecen escritos por un joven. Su literatura siempre fue ganando frescura sin perder la profundidad, la intensidad de sus textos.
Gonzalo Celorio
La muerte de Leñero es muy lamentable y muy triste; sabíamos desde hace casi un año que tenía cáncer de pulmón, lo supimos sobre todo en la AML, a la que había ingresado relativamente hace poco tiempo: El último texto que leyó en la academia fue una apología del tabaco. Era un hombre encantador, un hombre de una gran figura, de una gran sencillez y de un gran talento, que no suelen ser cualidades que vayan juntas. Fue un gran periodista y un gran novelista, pero también un magnífico dramaturgo y guionista. Lo que hace que haya conocido como muy pocos escritores, con una gran sensibilidad la lengua hablada que es la que está tan presente en sus obras de teatro y sus guiones.
Paco Ignacio Taibo II
Vicente era un gran tipo: excelente persona, honesto a carta cabal, lo que yo entiendo que debe ser un intelectual en un país como este. Viejos rojos, viejos roqueros, viejos narradores nunca mueren. La virtud de Vicente es que se negó a ponerse una etiqueta; era un escribidor en el mejor sentido de la palabra, era un hombre que usaba la palabra escrita para contar en diferentes técnicas narrativas.
Pedro Ángel Palou
Se convierte en un crítico social no solo desde el periodismo sino también en la literatura desde que escribió Elevangelio de Lucas Gavilán, que a muchos nos marcó: la reescritura del Viejo Testamento pero en Neza, en un contexto que él conocía bien. Se muere con él una etapa completa del periodismo en México, con una ética que le viene de su formación religiosa. Se ha muerto un justo, un hombre que verdaderamente creyó que el periodismo contribuye a cambiar la realidad, quizás más que la literatura.
Marisol Schulz
Nos deja mucho dolor, en la orfandad total, porque era una voz crítica. En 2006 coincidimos en la primera gran marcha de inmigrantes, cuando salió un millón de personas. Yo estaba en las calles del centro de Los Ángeles viendo la marcha y encontré a Vicente Leñero con su esposa, tomando notas para realizar un reportaje. Hoy que vienen muchas cosas para el país, Vicente nos hará mucha falta: nos faltará su voz, sus reportajes y su percepción inequívoca de la realidad mexicana. Nos deja un gran legado que, como lectora y amiga, pienso seguir honrando.
Virgilio Caballero
Uno aprende a conocerlo desde muy joven, a respetarlo y a quererlo como cuentista, como novelista y como periodista. Es imprescindible su libro Los periodistas, que tiene tal valor documental que sin duda forma parte de la historia de México, porque como periodista valiente y honesto que fue, entregó nombres y circunstancias de todo lo que ocurrió en ese capítulo lamentable de la historia nacional.
La pérdida le agrega más sufrimiento a las circunstancias que vive el país. Se están yendo los hombres que representan la conciencia de una generación.
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