Guerrero, estimó el grupo especializado en temas de delincuencia organizada, es un polvorín y la desaparición de 43 estudiantes de la normal de Ayotzinapa podría ser un cerillo.
Pero aunque la situación en Guerrero ha provocado claramente una crisis democrática y generado preocupación sobre laaparición o el fortalecimiento de movimientos guerrilleros, no es algo tan simple.
Un análisis de Patrick Corcoran, divulgado por InsightCrime, hizo notar que de acuerdo con algunas versiones, hay presencia de una “narcoguerrilla” y bandas en 62 municipios de Guerrero, pero “esto no hace que el retorno de un movimiento insurgente en toda regla sea una conclusión inevitable”.
Más aún, advirtió que “las barreras para que México descienda a un conflicto civil sostenido son sustanciales aún”.
Señaló, como ejemplo, que “todos los principales partidos políticos parecen estar comprometidos, sea por su apoyo político a los protagonistas de los asesinatos en Iguala o su absoluta incapacidad para asegurar soluciones significativas”.
De cualquier manera, estimó, un conflicto civil parece improbable.
El gobierno federal, cualesquiera que sean sus defectos, sigue siendo mucho más fuerte que sus homólogos de Colombia del siglo XX o Guatemala”, observó.
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