Marchas y marchas, ¿y el día de las elecciones?
Por Alejandro Flores King
¿Sirven para algo las marchas?
Pues la realidad nos dice
que: los acuerdos entre el gobierno de la República con la sociedad civil, el
Congreso y los gobernadores, para combatir la violencia no han dejado los
resultados esperados desde hace dieciséis años.
Cada presidente, desde
Ernesto Zedillo, pasando por los periodos panistas de Vicente Fox y Felipe
Calderón y ahora en el de Enrique Peña Nieto, se ha convocado a cruzadas,
acuerdos y diálogos por la seguridad del país.
Pero lo que llama la
atención y es preocupante en todos estos años, es que los comentaristas y
analistas políticos aporten pocas ideas sobre que hacer para que haya
efectividad. De entrada, no es sólo la violencia el problema, sino la
corrupción y la impunidad.
Este aspecto no se ha
tratado, o se ha tratado con mucho menor énfasis. ¿qué hacer para que sucesos
similares a los de Ayotzinapa no vuelvan a ocurrir? ¿Qué hacer para obligar a
los políticos de todos los partidos, para que combatan la corrupción?
Las marchas, no sirven para
nada. Además, habría que preguntarle a la gente que asiste a dichas marchas,
cuando llegue el día de las elecciones, ¿asistirás a las urnas y por quién
votarás? Seguramente dirán que sí acudirán, porque es un deber cívico. Muy
bien. ¿Por quién votarán? Están en su derecho de no responder porque el voto es
secreto.
¿Pero para que sirve el voto si estamos viendo
que todos están coludidos en corruptelas o en el mejor de los casos, los que no
están involucrados, no hacen nada? ¿No votar es una solución? Si lo hicieran
todos, tal vez funcionara, pero ese escenario es utópico.
Tal vez hay que voltear a
otro lado: al gasto público. Un gasto público con pocos controles, ofrece la
posibilidad para que muchos políticos desvíen los recursos presupuestales
y facilita al crimen organizado la capacidad de presionar a las autoridades para
que les asignen obras (una modalidad que ahora se pone en práctica) o les
paguen una cuota.
Pero el gasto público lo
tendrían que controlan los mismos que lo ejercen. ¿Lo harán?
Y como dice un dicho: no
tiene la culpa el indio, sino el que lo hace compadre. Los ciudadanos, también
son en gran parte culpables de lo que nos está pasando. ¿Por qué? Porque los
partidos políticos le apuestan al olvido y a la dádiva en cada proceso para
seguir manteniéndose en el poder.
La triste realidad es que
son muchos los ciudadanos que no tienen memoria y/o que venden su voto por una
despensa, una camiseta, o por 200 pesos, y luego se quejan de los malos
gobernantes que tienen.
Los candidatos los ponen los
partidos, pero los que los llevan al poder son los votantes. Entonces
regresamos irremediablemente a lo planteado al principio: ¿la solución es no
votar? Porque otras opciones, parecen ir al fracaso. Creo que lo mejor es el
voto nulo. Al menos les dices: no estoy de acuerdo con ninguno.
Pobre México.
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